jueves, 16 de enero de 2014

Enlaces al “Patriarcado”





Rita Alcalde Sierra

Lectura: “Razón Patriarcal”

Para acceder a la lectura del libro: PARA UNA CRÍTICA DE LA RAZÓN PATRIARCAL  cuya autora es Celia Amorós, pinchar aquí


Rita Alcalde Sierra

Violencia de género y sociedad patriarcal

Se va extendiendo la idea irracional de que la pareja es nuestra, sólo nuestra, y con ella establecemos una relación de dependencia integral. Desde este punto de vista, la posible pérdida de esa posesión sentimental llevaría implícita la pérdida de una propiedad privada, como nuestra casa o nuestro coche. Se extrapolaría también a la pérdida de una parte de nuestras vidas de la cual depende nuestra realización social, nuestra comodidad y protección, en última instancia nuestra felicidad, e incluso la pérdida de una parte de nuestro honor. El resto de los roles impuestos por el patriarcado se ponen en marcha como resortes, y se disparan los riesgos de entender el problema como un abuso de la autoridad de la mujer con respecto del hombre, lo cual no se puede permitir. Dichos pensamientos han sido construidos desde la infancia, en nuestra casa, con nuestros hermanos, con nuestros padres, en nuestro colegio, con nuestros compañeros, en todos los planos nos han bombardeado subliminalmente bajo los parámetros de la sociedad patriarcal. En los casos más graves saltan todos los mecanismos, y llegamos a la situación explosiva, produciéndose la muerte de la mujer como el culmen de la violencia machista, de la violencia estructural, de esa violencia de género presente en la sociedad patriarcal.

Concluye Pedro Honrubia en su artículo en los siguientes términos: "Si el hombre es percibido culturalmente, de forma general, como un ser superior a la mujer, si cualquier actividad vinculada directamente a la mujer es a su vez percibida como inferior, si además es la mujer la que en ningún caso debe ser promiscua si quieres ser una mujer "digna",y, además, el amor es asimismo percibido culturalmente, como lo es en nuestra sociedad, como una relación de posesión mutua, algo así como una relación sustentada en la propiedad privada respecto de la sexualidad del otro elemento de la pareja –fidelidad sexual-, finalmente se abre la puerta de par en par para una macabra lógica cultural que puede llevar fácilmente a la conclusión sentida y vivida por el hombre de que la mujer es una posesión suya y solo suya. Amor como propiedad privada y patriarcado son entonces las dos caras de una misma manera con trágico resultado: la violencia de género en sus versiones más trágicas y horripilantes".
Son, como vemos, múltiples caras de una misma moneda: el patriarcado. Desde el sermón en la Iglesia hasta las conversaciones íntimas de nuestros padres, todos hemos sido educados en los valores de dicha sociedad. La solución, por tanto, es abolir el patriarcado, y comenzar a virar nuestra sociedad hacia el cultivo de otros valores, valores que han de ser inculcados desde la infancia, para que las situaciones de violencia machista no puedan volver a darse jamás en las nuevas generaciones. Debemos entender el amor no como la relación de posesión mutua entre dos personas, no como un mutuo compromiso de fidelidad sexual, no como la anulación de la voluntad del otro, o de la limitación de su libertad. Abrir el concepto, destapar la relación amorosa, despojarla de sus tintes patriarcales, y verla como una auténtica relación libre entre iguales, entre personas que se complementan y se quieren, se aman y se desean en todos los frentes. Hay que entender el amor bajo un compromiso libre y mutuo entre las personas, rompiendo las cadenas mentales que nos atan a atávicos instintos que tienen su antropológica razón de ser en la cultura del patriarcado. Dicho modelo patriarcal nos ha impuesto durante siglos su modelo para el amor, cambiemos nosotros dicho modelo. Para muchas mujeres, les irá en ello su vida. "
Rita Alcalde Sierra

miércoles, 15 de enero de 2014

El patriarcado hoy

Para leer el artículo sobre “El patriarcado, el anarquismo y Manolo” pinchar aquí  (Portal Libertario OACA)


Rita Alcalde Sierra

EL ORDEN SIMBÓLICO

Extraído del trabajo de Victoria Sendón de León

“Para entender este punto fundamental, tenemos que comprender lo que significa el orden simbólico, partiendo de que la realidad social no es sólo un conjunto de relaciones de fuerza, sino de relaciones de sentido. Estas últimas son las que constituyen la dimensión simbólica del orden social y posibilita las situaciones de injusticia.

Veamos, pues, cómo explica el psicoanálisis lacaniano el orden simbólico. En primer lugar, hay que decir que el imaginario responde a una instancia preverbal e individual, mientras que lo simbólico es estructural, social y vinculado al lenguaje, es decir, al sentido, al valor y a la resonancia que las palabras o conceptos contienen en un determinado código cultural. Pues bien, la gran tragedia para el psicoanálisis es que en el desarrollo del sujeto, el imaginario siempre queda alienado en lo simbólico.

El imaginario se forma en una etapa de la vida anterior a la adquisición plena del lenguaje. En esa fase, el sujeto tiene experiencias que aún no están ordenadas, quiere decir que el significante, es decir, la experiencia en sí, no tiene todavía un significado, lo cual otorga una gran plasticidad al ‘yo’ por la falta de límites, incluso una experiencia de omnipotencia en la que la niña o el niño se forjan un personaje, lo que quieren ser o lo que imaginan ser. Pero, hete aquí, que ese personaje se va desarrollando dentro de una cultura con unas pautas, valores y conceptos determinados que imponen límites y una dirección determinada al desarrollo de ese sujeto.

Como vivimos en sociedades en las que impera la estructura de dominación, resulta que ese aprendizaje lo realizamos a través de las ‘prohibiciones’ –que imponen los límites de lo que se puede o no se puede hacer, pensar o querer-, y la ‘renuncia’, que canaliza los deseos del sujeto hacia objetivos determinados y no hacia otros. En este proceso consiste el paso a un orden simbólico determinado. O sea, que partiendo del mundo en el que la madre es todo para nosotros e imaginamos que somos todo para la madre, le sigue un proceso de individuación a través del imaginario y desembocamos en el mundo simbólico de la ley del padre, que es el orden simbólico imperante en una cultura determinada. El orden simbólico es la condición sine qua non de lo humano, de nuestra socialización. Este esquema no podemos modificarlo, pero lo que sí es modificable es el contenido del orden simbólico. El orden simbólico es lo que da un significado determinado a nuestras acciones, a nuestros deseos, a nuestros logros, a todo lo que realizamos y sentimos.

Fijaos que a este orden simbólico, Lacan lo denomina la ‘ley del padre’. ¿Por qué? porque nuestra cultura es patriarcal y nuestro modelo de mundo es un modelo masculino. El Padre (es decir, el Patriarcado) es el dueño de las palabras, el que atribuye significados concretos a los significantes, es decir, a las cosas, los hechos y las experiencias. Es decir, quien otorga el sentido.

EN EL PASO DEL IMAGINARIO INDIVIDUAL AL SIMBÓLICO PATRIARCAL ES DONDE ANIDA EL ORIGEN DE TODAS LAS VIOLENCIAS CONTRA LAS MUJERES.



Rita Alcalde Sierra

domingo, 5 de enero de 2014

CONSIDERACIONES DEL PATRIARCADO

Si el patriarcado es la autoridad ejercida por un varón en la familia, indagando un poco en los orígenes podemos encontrar cómo se ha ido formando.
Comencemos por la Biblia:
Génesis 2:22
De la costilla que le había quitado al hombre, Dios el Señor hizo una mujer y se la presentó al hombre
Génesis 3: 6
Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era deseable a los ojos, y árbol de codicia para entender; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, y comió con ella
Pablo: Carta a los corintios
11:3 Sin embargo, quiero que sepan esto: Cristo es la cabeza del hombre; la cabeza de la mujer es el hombre y la cabeza de Cristo es Dios.
11:7 El hombre, no debe cubrir su cabeza, porque él es la imagen y el reflejo de Dios,  mientras que la mujer es el reflejo del hombre.
Si ahora damos un salto y nos venimos al presente hemos de recordar el acuerdo entre el Estado Español y la Santa Sede, y vigente desde 1979. En algunos de sus apartados, para no apartarnos de la Biblia, se contempla:
* Por una parte, el Estado reconoce el derecho fundamental a la educación religiosa y ha suscrito pactos internacionales que garantizan el ejercicio de este derecho
* Los planes educativos en los niveles de Educación Preescolar, de Educación General Básica (EGB) y de Bachillerato Unificado Polivalente (BUP) y Grados de Formación Profesional correspondientes a los alumnos de las mismas edades, incluirán la enseñanza de la religión católica en todos los Centros de Educación, en condiciones equiparables a las demás disciplinas fundamentales
Y ya para terminar, de momento, veamos lo que dice nuestra Constitución en su artículo 57.1:
«La sucesión en el trono seguirá el orden regular de primogenitura y representación, siendo preferida siempre la línea anterior a las posteriores; en la misma línea, el grado más próximo al más remoto; en el mismo grado, el varón a la mujer, y en el mismo sexo, la persona de más edad a la de menos». 
(Texto extraído de Wikipedia): Este orden sucesorio significa que la Corona corresponde, sucesivamente, a los hijos varones del Rey y a sus descendientes, a las hijas del Rey y sus descendientes, a los hermanos y hermanas del Rey y a los demás parientes, siempre en orden de edad y con preferencia de los varones sobre las mujeres entre las personas con igual grado de parentesco.
En la cronología queda perfectamente definida la inferioridad de la mujer respecto al hombre; aunque podríamos haber traído más ejemplos históricos, creo que estos son suficientes como para entender que, después de tantos siglos de trato discriminatorio hacia ella, la sociedad y los poderes públicos deberían sonrojarse por su inanición.

Manolo Quero