lunes, 5 de noviembre de 2012

SOLEDAD


Sé que el maestro-profeta Friedrich Wilhelm NIETZCHE, cuyas elementales lecciones intenté fijar en el libro de COU que publiqué con Manolo Ramírez y Manolo Moreno (editorial PreuSpínola), decía que el valor de una persona se medía por la cantidad de soledad que podía soportar, él el solitario que cazaba metáforas en las cimas alpinas de Sils-Maria y ocho años más tarde se hundía en las simas de la locura.
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HACIA LOS SOLOS: No quiero que nadie, por mi actitud despreciativa, cobarde, fría, pasota, inmisericorde… se sienta solo o sola: que encuentre  en mí y en todos los demás un corazón amigo, abierto, comprensivo y nada enjuiciador de nada.

HORIZONTE: Quiero que todo el mundo, invadido, increpado, inundado, sometido, vapuleado o engañado de mil maneras por esos “medios de comunicación” incomunicadores, “publicidades”, “imposiciones de la moda o de las ideologías”, etc. pueda resistir tantas presiones de falsa comunicación y se encuentre consigo mismo/a, con su parte noble, sencilla, infantil y sana, y se comunique en profundidad con su mejor yo. Es la dimensión positiva de la soledad: el encuentro con uno/a mismo/a, que yo también quiero cultivar.

Enrique Robles

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