jueves, 12 de septiembre de 2019

Privacidad y 5G


En nuestra próxima tertulia “Privacidad y 5G” nos plantearemos, de entrada, dos incógnitas: La privacidad, asociada con nuestra intimidad, y 5G, asociada a la tecnología.
Sobre la primera, si no nos consideramos vanidosos, podemos ver que no hay nada nuevo desde la popularización de las comunicaciones. Por no alargarnos mucho, y simplificando desde el "morse", siempre ha intervenido, mínimo, una tercera persona en nuestras comunicaciones.  O bien ha sido el telegrafista, la operadora, o el ingeniero en telecomunicación, la cuestión es que sin la ayuda de estos profesionales, nunca, repito, nunca hubiésemos podido establecer los contactos.
Es evidente que si necesitamos de alguien para poder comunicarnos, estamos facilitándole la posibilidad de ser escuchados. Pero, ¿realmente les puede interesar a estos profesionales nuestras conversaciones? Si consideramos que son millones de conexiones continuamente ¿por qué vamos a ser espiados? ¡Claro!, siempre habrá intereses en conocer los movimientos y datos de las personas influyentes, seguro que ellas sí son controladas, pero seguro que también lo saben. Salvo algún accidente, podemos seguir desarrollando de forma normal nuestra vida.

Y sobre la segunda, 5G u otra señal de radio, tanto si la consideremos o no, estamos tan familiarizados con ella que pasa desapercibida. Veamos algunos ejemplos:
Para empezar quiero destacar el término “ancho de banda”. Aunque suene muy técnico todos estamos familiarizados con él porque nuestras radios tiene onda media (AM) y frecuencia modulada (FM). Dos frecuencias que aun trabajando a la vez, no se interfieren. Esto qué quiere decir: Pues que con estudios recientes, se ha demostrado que las ondas de nuestro cerebro oscilan hasta cerca de 50Hz.
Y ahora qué. Pues recordemos que la corriente eléctrica de nuestras casas oscila a 50Hz, que en la mayoría de los hogares tenemos micro-ondas, ruter con nuestra propia red wifi para el ordenador, la impresora o la tv.; nuestros móviles de 2G, 3G ó 4G; los mandos a distancia del coche o del garaje; el teléfono fijo sin hilos; el control remoto de los juguetes de nuestros hijos o nietos y todo el espectro radiofónico que entra por el éter. Todas ellas, bandas de radio-frecuencia (RF) que, como dijimos, no se interfieren entre si.
Visto así, desde que nacemos y hasta que morimos, estamos rodeados de frecuencias electromagnéticas que nos ayudan a hacer más grata y comunicativa nuestras vidas.
Si son miedos lo que nos invade, en nuestra próxima tertulia trataremos de exponerlos y disiparlos.
Manolo Quero


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