miércoles, 5 de junio de 2013

Bombillas tóxicas


Os mando este enlace para que los entendidos me "aportéis un poquito más de luz" sobre este tema:
¿porqué se habla de esto ahora y no en su momento? ¿Se puede comprobar la veracidad de la información? ¿Qué podemos hacer?


Atentamente,
Edith

4 comentarios:

Paloma dijo...

Muchas gracias, Edith, por tu entrada. Hace unos días vi este documental y me quedé también un tanto desconcertada. Ya no sé a quién creerme. Me gustaría que alguien entendido en la materia nos lo aclarara.

Enrique Hoyos dijo...

Ya te comenté, Edith, que el tema no es nuevo.
Hará año y medio en el programa de radio de Julia Otero, la presentadora entrevistó a un físico español miembro de la OMS.
Este Sr. dijo claramente que la "imposición" de las bombillas de bajo consumo se debía a presiones del fabricante-creador, OSRAM (alemana) por estar cortos de ventas respecto a sus "expectativas".
El peligro es que una bombilla de estas contiene 5 mg de mercurio en vapor (Hg2) lo que triplica la dosis máxima tolerable para el organismo.
Es sarcástico que hayan suprimido los termómetros convencionales (de mercurio) por su "toxicidad" cuando el mercurio líquido es mucho menos tóxico que el gas-mercurio.
Yo dejé de comprar bombillas de "bajo consumo". Lo de "mayor duración" lo tengo en entredicho.
Si se rompe una bombilla el experto de la radio aconseja abrir ventanas y cerrar puerta de la habitación y de este modo mantenerla aireada un mínimo de cuatro horas. Con un ventilador se puede acelerar el proceso. En casos conviene llamar a los Servicios Médicos. En fin estamos ante un notorio caso de falta de escrúpulos.

Paloma dijo...

Muchas gracias Enrique. Ya ayer también Manolo Quero me lo estuvo aclarando. Y lo más grave es que se hayan dejado de fabricar las incandescentes.

Edith dijo...

Gracias Paloma y Enrique por vuestro interés y aclaraciones. Me quedo asombrada del poder de lobbies como OSRAM que nos deja sin poder hacer otra cosa, de momento, que ... agotar las reservas de las bombillas incandescentes y seguir denunciando y divulgando. ¡Qué sentimiento de impotencia!