martes, 3 de diciembre de 2013

Pequeñeces

Muchas de las propuestas hedonistas están incorporadas a la visión del mundo del hombre moderno: el aprecio del cuerpo y de su salud, el individualismo, el énfasis en vivir el momento presente, el rechazo a todo lo que ate o constriña, la búsqueda de satisfacción (ahora mediante el consumo),… de modo que su efecto liberador ya está colmado. *** El hedonista es un ser estático; como cualquier pasión lo conturba difícilmente lo veremos escalando el Everest o cartografiando África o componiendo una sinfonía imposible…. Pero en todo esto hay algo muy humano; no en vano somos herederos de aquel mono desnudo que abandonando sus cálidas tierras originarias pobló toda la Tierra atravesando cordilleras y glaciaciones. Walt Whitman nos dijo: “Esta mañana, antes del alba, subí a una colina para mirar el cielo poblado, Y le dije a mi alma: Cuando abarquemos esos mundos, y el conocimiento y el goce que encierran, ¿estaremos al fin hartos y satisfechos? Y mi alma dijo: No, una vez alcanzados esos mundos proseguiremos el camino” *** Si nuestro cerebro ha evolucionado por acumulación no solo hay que satisfacer al más primitivo. Hallamos tanta complacencia en saciar el apetito como en oír una melodía o descubrir una verdad oculta. *** La felicidad no tiene contenido, es un mito(G. Bueno). Los consejos que se dan para “alcanzarla” son reglas morales de comportamiento que son consecuencia del lugar que asignamos al hombre en el universo, el cual depende de nuestra interpretación (El significado no está en la realidad sino en nuestra interpretación). “Aunque nada cambie, si yo cambio, todo cambia.” (Balzac). La interpretación de la “felicidad” de Casanova, Epicúro, Teresa de Calcuta, Larra o cualquier hijo de vecino son incompatibles incluso contradictorias. Recordemos aquellos versos de Teresa de Jesús: Vivo sin vivir en mí, y tan alta vida espero, que muero porque no muero. Vivo ya fuera de mí, después que muero de amor, porque vivo en el Señor, que me quiso para sí; cuando el corazón le di puso en mí este letrero: “Que muero porque no muero”. … *** Los hombres somos también cultura. Los temores que Epicuro (hedonista ascético) proponía destruir no son los nuestros ahora porque nuestra cultura es distinta, entre otras cosas gracias a él. No sufrir no es gozar. Hay deseos que no son necesarios ni naturales y que son deseables pues proporcionan placeres considerables (Onfray). (VERDAD, BELLEZA, BONDAD). *** De una visión materialista de la naturaleza no se desprende lógicamente que no podamos proponernos metas que comporten sacrificio (Si Dios no existe todo está permitido). Por ejemplo si ese sacrificio es previsible que redunde en beneficio de nuestros hijos pues tan mío es el placer desdeñado como al amor a mis hijos. ¿Todos los deseos merecen ser satisfechos? Hasta los hedonistas creen que hay que andarse con cuidado con los deseos y que a veces es necesario reprimirlos; es una exigencia, al menos, de vivir en sociedad. *** ¿Existe la posibilidad social de un referente único de felicidad?¿Podría un esclavo o un basurero ser hedonista?

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