lunes, 8 de junio de 2015

Mensaje en una botella

El devenir de las mareas es caprichoso. Una botella puede demorar siglos para arribar a playas serenas, pero su mensaje crecerá, tendrá más vida e interés cuantas más leguas transite. Hará oídos sordos a sirenas, luchará contra lestrigones y cíclopes y será consciente de que no es la meta lo que en realidad importa. Han pasado ya varias semanas desde una entrada recogiendo el testigo, gracias Pilar, hoy respondo con este texto:


Se posó sobre una rama y acarició sus alas con el pico. Las notó suaves y secas. Pudo percatarse de la diferencia tras un largo vuelo: ajadas antes... secas, fuertes e irisadas ahora. Intentó recordar sus últimos aleteos, pero sólo rememoraba movimientos leves, cómodos e inconscientes para adaptarse a las corrientes de aire. Había aprendido por fin a deslizarse aprovechando las fuerzas que otrora desgajaran plumas y la propia vida. Aspiró una bocanada fresca y el aire en sus pulmones le erizó el pecho. Estaba plena, y fue esa la primera vez en que el vacío de su corazón no le pesaba.


Antonio Díaz

1 comentario:

Gerardo Grau dijo...

La mano que escribe otorga a la nada etérea una morada localizada y un nombre