jueves, 29 de diciembre de 2011

Sobre una Educación Igualitaria.


La Declaración de Derechos Humanos, la Carta de Derechos Fundamentales de la UE y la Constitución Española definen un marco jurídico sobre el derecho a una educación que respete los valores democráticos, el mantenimiento de la paz entre las naciones, etc.
Desde diciembre de 1948 en que se publicó hasta hoy han transcurrido 63 años (casi tres generaciones) sin que las cosas hayan cambiado mucho en cuanto a extensión y aplicación de los valores democráticos se refiere.
Al margen de ésto hay que comenzar por el para qué de la educación:
Además de para «el pleno desarrollo de la personalidad humana», la educación es algo que desde que la humanidad existe se ha dado al objeto de preservar y reproducir las propias sociedades que los humanos hemos ido formando a lo largo de la historia.
En ese sentido, la educación sobre valores sociales, filosóficos, morales y religiosos (educación en adelante por contraposición a instrucción técnica), nunca ha sido «neutral». Tampoco lo es en el presente en el momento en que se inculca a nuestros jóvenes el respeto a la Ley entendida como el Cuerpo Legal actual, que mantiene un establishment contrario a las aspiraciones y necesidades populares.
Frente a esta educación concebida como vehículo de transmisión de los valores dominantes cabe imaginar otra en que a los niños y jóvenes se les enseñe distintos modelos de sociedad, además de los históricos en nuestro país y entorno, los de otras a culturas actuales, como ejemplos Islandia o Kerbala (La India). También distintas actitudes en la Economía social: consumismo, cooperativismo,...

Educación e Instrucción.

Aunque se puedan entender como conceptos distintos no dejan de estar estrechamente unidos, en cualquier sistema educativo. Tanto la educación en valores como la instrucción en áreas técnicas son procesos paralelos en el transcurso de un adolescente-joven por el sistema educativo. Un sistema educativo trata, a fin de cuentas, de preparar a cada individuo para que ocupe un puesto en la sociedad, y para ello es preciso que tanto el sistema de valores que adquiera como su destreza técnica vayan parejos a las necesidades de ese puesto.
Una mayor permanencia en el sistema educativo (con aprovechamiento) no sólo dotará a un alumno de más conocimiento y destreza técnicas, pues éstos le darán una nueva visión del mundo que modificará su escala de valores. En tanto el nivel de conocimiento científico-técnico sea mayor también será mayor la conciencia crítica de cada persona y por tanto más refinada será su escala de valores.
La «bondad» de una educación está correlacionada con la «cantidad» de instrucción que cada individuo asimile.

La Educación y la Igualdad.

Un gran principio democrático es el de la Igualdad de todas las personas.
Aunque en otros ámbitos sea discutible el significado de esta palabra en Educación es de consenso que consiste en proporcionar los medios para que cada cual desarrolle al máximo sus posibilidades como persona.
Pero no se puede dar una educación realmente igualitaria en una sociedad que no lo es. Sin abundar en los factores que lo impiden, basta considerar la colaboración de los padres en la formación de sus hijos, que será distinta según clase social, nivel cultural e intereses de los propios padres.
La educación igualitaria se convierte por tanto en una meta, no en una realidad imponible por decreto en las sociedades occidentales.
Para avanzar hacia una sociedad más justa, en la que desaparezca el actual abismo entre clases sociales, cambiar la educación y aumentar el nivel de formación general de las nuevas generaciones es fundamental, si bien este cambio por sí solo no va a llevar al resultado.
La oligarquía financiera y sus cómplices políticos, interesados en mantener el actual «rerum status» en lo esencial, no van a cambiar nada sustancial de la educación presente. Harán, como se está viendo, por disminuir la calidad de la educación pública, al objeto de aumentar el negocio de la educación privada-concertada.
En este sentido los actuales poderes no son los cualificados para determinar qué es una «buena educación». Por el contrario debe ser el pueblo en su conjunto, a través de sus asociaciones de todo tipo, quien defina un nuevo modelo educativo.

Una meta a corto plazo.

A corto plazo (entendiendo por ésto una o dos décadas), estimo que se plantean dos alternativas posibles a las naciones: que la oligarquía financiera se mantenga a costa de la depauperación generalizada de la Humanidad, o bien que cambie el modelo de sociedad a otro de cooperativismo sin jerarquías económicas.
En este último sentido la consideración social que tiene la Educación tendría que cambiar lo más pronto posible, entendiendo que la riqueza de una nación está en relación directa al nivel educativo y de formación general que tengan sus integrantes. Así lo demuestra Finlandia, número uno en los resultados de las evaluaciones internacionales de niveles educativos, con recursos naturales ajustados, pero el 11º país del mundo en renta per cápita (150% de la española).
¿Por qué Finlandia es una superpotencia educativa? Son dos los principales factores:
1. Gasto en educación, un 6.2% del PIB, frente al 4.6% en España. Siendo muy importante no es el factor decisivo, ya que hay países como Cuba, Dinamarca o Noruega donde la inversión es superior y no obtienen tan buenos resultados.
2. Consideración social, remuneración y formación del profesorado. En Finlandia los profesores están entre los profesionales mejor pagados, 3400€ mensuales de media frente a 1800€ en España. Esto hace que la profesión de profesor sea de las más solicitadas.
Los mejores alumnos del Bachiller piden realizar los estudios universitarios de profesor. Esta carrera viene siendo de cinco años en Finlandia (tres en España). El alto grado de formación y posterior dedicación a su trabajo hace que los profesores finlandeses gocen de un reconocimiento y autoridad indiscutible en su país.
En la inmensa mayoría del resto de países, por contra, son licenciados en diversas áreas del conocimiento los que (al no encontrar trabajo en su profesión) se dedican a la enseñanza en último recurso, por lo común con escasa preparación pedagógica.

Final.

Creo haber contestado a las preguntas sugeridas para el debate, salvo a si existe un derecho a fijar el contenido de la educación. En mi opinión la pregunta no tiene objeto, en tanto que la fijación de los contenidos educativos no es un derecho sino algo que cada sociedad produce a su modo. Hace algunas décadas la Educación en España era algo por lo común de familia y hoy en día se ha delegado mucho en el Estado. Al margen de ello hay que tener en cuenta la influencia «educativa» de los medios de comunicación (no sólo en los jóvenes).
No veo importante discutir si existe o no un derecho a fijar los contenidos educativos. Estos contenidos se fijan. Lo que importa es quién los fija y quién creemos debería fijarlos. Estimo que he contestado suficientemente a esta pregunta.

1 comentario:

Enrique Hoyos dijo...

Siento no poder asistir a la reunión, por motivos de organización familiar.