lunes, 7 de enero de 2013

EL HUMOR


Profundizando un poco más en los vínculos que ha insertado Ramón y también en los comentarios de Enrique, quiero aportar mi pensamiento respecto al tema:
Ya en época de los griegos, los filósofos se enfrentaron a la vida con la comedia y la tragedia, siendo éstas una forma de armonizar el estado de ánimo de los ciudadanos. Sin embargo, con el paso del tiempo se ha podido comprobar que la alegría es una emoción que nos ayuda enormemente en el desarrollo del humor.
Diferentes autores, a lo largo de los siglos, nos han descrito el humor de tantas y tan variadas formas que sería larga la lista. Por nuestra parte, intentaremos centrarnos en algunas variables:
Si comenzamos con Platón, éste nos describe el humor como una forma de reírnos de los demás por sus desgracias o el ridículo que pueden hacer. Al hacerlo, nos sentimos superiores  a ellos.  Ej. Cuando en El banquete, Sócrates en su discurso pretende alabar a Eros sin tener experiencia en el amor nos dice: La lengua lo prometió, pero no el corazón. Pero, con todo, estoy dispuesto, si quieren, a decir la verdad a mí manera, sin competir con los discursos de ustedes, para no exponerme a ser objeto de risa.

También Aristóteles  trata el humor en la misma línea. Ej. Cuando en Ética a Nicómaco se refiere a éste con…veremos claramente cuán digno de risa es el varón magnánimo si no es hombre dotado de virtud.

Pongamos algunos ejemplos  con chistes:

 Papá, ¿qué se siente tener un hijo tan guapo?
 No sé hijo, pregúntale a tu abuelo...

 Mamá, mamá; papá quiere tirarse de la azotea.
 Dile a tu padre que lo que le he puesto son dos cuernos, no dos alas.

Más modernamente, Schopenhauer,  en su libro El mundo como voluntad y representación, nos describe el humor como el resultado  de aquella incongruencia del conocimiento intuitivo y el abstracto, en virtud de la cual éste no se asemeja a aquél más que el mosaico a la pintura, constituye la base de un fenómeno muy curioso: la risa

Algunos ejemplos  con chistes:

Un señor en el tren le pregunta a una señora que va a su lado: ¿quiere la ventanilla?
Ella responde:
-¡Si no le importa!
Éste, la arranca y se la da.

Un banquero y un hijo van por su ganadería y el hijo pregunta al padre: Papá ¿todo lo que aquí hay es ganado?
Él responde: No hijo ¡es robado!

En otra línea, Freud intenta explicar cómo la tensión acumulada, en ciertas condiciones de la vida, podemos liberarla a través del  humor. Así por ejemplo en su libro Lo inconsciente nos dice: Cuando dos impulsos de deseos cuyos fines nos parecen inconciliables son activados al mismo tiempo, no se anulan recíprocamente sino que se unen para formar un fin intermedio, o sea una transacción. Cuando tal proceso ocurre lo juzgamos «cómico» y despierta la risa.
Veamos algunos ejemplos:

Algunas veces hemos estado en algún tanatorio con puertas totalmente de cristal y, siendo la situación muy dolorosa, hemos comprobado cómo al entrar alguien en la sala, ha chocado de cabeza contra ellas, distraídamente, he inmediatamente hemos descargado nuestra tensión con una sonrisa.

Y otro más:

Estando en la camilla, el paciente se dirige al médico:
Doctor ¡estoy muy nervioso!, esta es la primera operación de mi vida
¡No se preocupe!, le dice, este es mi primer empleo como cirujano.

Aunque desde la antigüedad el humor ha recibido enormes aportaciones teóricas de filósofos y pensadores, no parece que estén claras las causas que originen la risa. Sí sabemos que ésta es un componente de comunicación, una válvula de escape o una excusa para la interacción social, y también que la alegría, como dijimos al principio, además de ayudarnos en el desarrollo del humor también nos ayuda a mejor nuestra salud.
Manolo Quero

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