sábado, 29 de octubre de 2011

Sobre la Bondad (nuestros antecesores y nuestro futuro)


Quisiera aportar al tema de «La Bondad» el punto de vista de la genética y la economía.

Nuestros antecedentes genéticos

Entre las especies animales las más próximas a nosotros en la línea evolutiva son los chimpancés (comunes) y los bonobos (chimpancés enanos).

Frans de Waal (director del Yerkes Primates Center, EE.UU.), en su libro «El mono que llevamos dentro» analiza el parecido entre nuestras conductas y las conductas de las dos especies aludidas.

Hay que comenzar por entender que entre el comportamiento de chimpancés y bonobos hay diferencias radicales:

El chimpancé vive bien en solitario o bien agrupándose en un territorio bajo el liderazgo de un pequeño grupo de machos alfa que se encargan de la protección de las hembras y los jóvenes y no dudan en matar a semejantes suyos invasores de su territorio. También cuando el grupo tiene que desplazarse (por escasez de alimentos) entablan auténticas guerras con los grupos vecinos. La sociedad de chimpancés está totalmente jerarquizada. Los machos alfa dominan y jamás comparten los alimentos con otros miembros del grupo. A medida que van envejeciendo se vuelven más egoístas. Son frecuentes las luchas dentro del clan por subir en la jerarquía. También es corriente la conducta mercenaria, pues en ocasiones una banda se alía con otra para quitarle a otro clan su territorio, a cambio de comida o protección posterior. Aunque raros, se conocen casos de canibalismo.

El bonobo (chimpancé enano) es un animal absolutamente social. Camina erguido un 25% del tiempo, lo que le hace más próximo a nosotros que el chimpancé común que rara vez anda sobre las dos piernas. Nunca emplean la violencia para resolver sus conflictos. Por el contrario utilizan las relaciones sexuales como medio de conciliación, siendo una especie bisexual. Para ellos el sexo es más un medio de cohesión social que una vía reproductiva, siendo el 80% de los actos sexuales actos para la conciliación y no para la reproducción. Su sociedad es matriarcal, pese a tener las hembras menor tamaño y fuerza física que los machos. Comparten todo, especialmente la comida, aún en casos en que el necesitado no se puede valer. A su favor tienen vivir en hábitats de abundancia de recursos naturales.

Los grandes chimpancés son el ejemplo del egoísmo y la maldad que conlleva. Si uno de éstos entra en territorio de otro grupo acabará gravemente herido o muerto.

Los chimpancés enanos son por el contrario el paradigma de la bondad. Se ocupan de cualquier otro que entre en su territorio, sea cría o adulto, y lo miman como a otro más del clan.

En las pruebas de inteligencia que se vienen realizando sobre estas especies destaca en mucho el bonobo sobre el chimpancé común. A efectos, los primeros conocen los números pequeños (hasta el cinco o seis por lo corriente) y aprenden con facilidad un pequeño vocabulario de signos con el que comunicarse entre sí y con los humanos. Los grandes chimpancés se quedan muy lejos de ésto.

Llevamos en nuestro interior mezcla genética de ambas especies, si bien hace siete millones de años que las especies chimpancés y primeros homínidos se separaron.
A partir de los descubrimientos para la secuenciación del genoma humano se ha comparado éste con el de esas especies, y hasta hace poco menos de un año ahora se consideraba que la diferencia en el ADN era inferior al 1.5%. Recientes investigaciones (que analizan otros factores) dan sin embargo diferencias mucho mayores, del orden de un 10%.
Siete millones de años de evolución nos han dado una gran distancia con nuestros antecesores.

Nuestra Historia
Casi cualquier tratado es esencia una lista de guerras, invasiones, pugnas por el liderazgo social y en general sucesos de índole violento.
Apenas si se comentan como relevantes las acciones de multitud de personas dirigidas a mantener la paz entre familias, poblados y naciones. El día a día de colaboración mutua con nuestros semejantes, las acciones desinteresadas de ayuda o salvamento, la atención a heridos, a pobres,...

Visto desde la perspectiva de estos libros, habría que darle la razón a Hobbes, «homo homini lupus», y quitársela a Rousseau, «el hombre es bueno por naturaleza».

Pero si nos detenemos a pensar ¿podría la Humanidad haber llegado hasta nuestros días si todos nuestros antepasados hubiesen sido egoístas y violentos?
Con un comportamiento como el de los grandes chimpancés compartir cualquier espacio (un autobús, un avión,...) con desconocidos acabaría en una lucha sangrienta, mientras que hoy es algo natural (y no digamos ya ceder un asiento).

Mientras que Frans de Waal afirma que somos mezcla de chimpancés y bonobos (genética y conductualmente), creo (pienso que con la mayoría) que nos separan de ellos la libertad (de pensamiento al menos) y la precariedad (referida a la Humanidad en su conjunto).

La libertad nos proporciona poder para cambiar el rumbo de nuestra vida y de las formas en que hacemos las cosas socialmente. Podemos buscar trabajo aquí o allá, dejar nuestros ahorros a tal o cual banco, consumir tales o cuales productos,... y todas estas decisiones condicionan (lo veamos o no) la economía y la vida de nuestros semejantes.

La precariedad en que la Humanidad vive no es, actualmente, mas que el desigual reparto de la riqueza. Emilio Duró (de Triodos Bank) lo explica muy bien en su conferencia Optimismo e Ilusión (http://www.youtube.com/user/triodosbankspain?v=7ZcQZKj94vY&feature=pyv&ad=10079986310&kw=crisis%20valores). Y por supuesto es uno más de los muchos economistas actuales que proclaman que nunca ha habido tanta riqueza pero nunca tan mal repartida. Globalmente podríamos vivir en la abundancia si usasemos bien los recursos naturales.

La precariedad lleva al ser humano a buscar su supervivencia sin consideración muchas veces por los demás. Tiene en el otro extremo la codicia de los poderosos.
Como efecto de la situación económica actual los humanos estamos divididos entre una mitad que pasa hambre y otra mitad que sufre estrés.

El pensamiento neoliberal dominante, en esencia que cada individuo mire por sí mismo que ya el comercio (mercado) regulará, vemos que ha fracasado. Los mercados no regulan nada y su único efecto (lo estamos viviendo) es la desposesión de los medios de vida de aquellos que menos tienen (mientras que los ricos acumulan más).

En este estado de cosas, la Bondad no puede ser concebida como apacibilidad o mansedumbre propia de la naturaleza de algunas personas, sino como ejercicio inteligente de nuestra libertad, en tanto que, quien toma conciencia de la actual situación social, ve que nuestra salvación está en tener una actitud colaborativa con los demás y no una actitud egoísta de búsqueda del propio beneficio.

Si a la hora de comprar buscamos sólo lo más barato posiblemente sea algo traído de un país «en desarrollo» (explotado) a quien le están deforestando los bosques, contaminando los ríos o destrozando su hábitat natural de cualquier otra forma para implantar cultivos intensivos, pesca intensiva o cualquier otro modo de sobreexplotación de recursos naturales. Además se está esclavizando a su población (la infantil incluida) que trabaja por miseria al haber perdido sus recursos tradicionales.

Si cuando vamos a depositar nuestros ahorros en un banco buscamos el que más interés nos da posiblemente nuestro dinero acabe financiado la producción de armas y consecuente mantenimiento de las guerras (cuarenta actualmente http://www.globalsecurity.org/military/world/war/).

Aplicar (cada uno) normas de comercio justo en que se buscan bienes de consumo producidos con respeto al medio ambiente y se paga lo que el trabajador que está detrás requiere para vivir dignamente es un principio de Bondad.

Confiar nuestros ahorros a bancos que no tienen por primer objetivo el hacer dinero, sino servir de intermediarios en la financiación de proyectos útiles para el desarrollo social y la economía real (no la especulación) es otro principio de Bondad.

En fin, no quiero extenderme más. La Bondad, como todo concepto humano, tiene su evolución en la Historia, y en nuestro momento creo que este concepto es el de sentirnos parte de una gran Colmena y colaborar con los demás en que la Colmena se siga sustentando y todos participemos por igual de sus beneficios.

Otras referencias



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